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Incumplimiento del régimen de visitas en un entorno de violencia machista. #TodasSomosJuana

Cuando se producen incumplimientos del régimen de estancias debemos acudir a la vía civil, es decir, presentar una demanda en el Juzgado pidiendo el cumplimiento de la sentencia que lo estableció, lo que supone un procedimiento que no restablece de forma inmediata la situación. Se trata de una demanda de ejecución por incumplimiento del régimen de estancias en la que, incluso, podemos solicitar multas coercitivas que obliguen al incumplidor a devolver al hijo y donde pueden modificarse o suspenderse las visitas que fueron fijadas.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el incumplimiento se produce por parte de la mujer que ha recibido malos tratos del padre de sus hijos?

El sistema judicial no acaba de concienciarse en cuanto a violencia de género se refiere y trata los asuntos de familia sin tener en cuenta el contexto de violencia en el que se han producido o se están produciendo. En una mayoría de casos, se mantiene la norma de que los malos tratos son un asunto entre la pareja que no tiene que afectar a los hijos, argumento que demuestra desconocer que cuando hay violencia los hijos también son víctimas de ella.

Efectivamente, el incumplimiento del régimen de estancias puede conllevar la restitución de los menores al padre y, si es reiterado, incluso la imposición de multas. Sin embargo, si dentro de ese entramado existiese una protección judicial adecuada de la víctima y de sus hijos que permitiese una reflexión sobre qué tipo de relación deben tener los menores con la persona que maltrató a su madre y, por ende, a ellos mismos, la conveniencia de que éstos pasen tiempo con él se pondría en cuestión. La no devolución de los hijos al padre y el hecho de que la mujer llegue a desaparecer con ellos para no verse obligada a ello es la respuesta de una víctima de violencia machista que ha esperado demasiado a ser escuchada y que, al no verse amparada por el sistema judicial que debe protegerla, decide recurrir a la desobediencia como acto que restaure la injusticia producida.

Cuando la violencia de género llega a los Juzgados y la Justicia sigue fiel a su rol de mantenerse ciega, los casos de violencia de género se convierten en meros procedimientos al más puro estilo de una separación o un divorcio. Son las rupturas de pareja uno de los territorios donde la violencia machista campa a sus anchas, donde el incumplimiento también puede producirse por parte del maltratador quien juega a su discreción con las visitas informando a la madre de que no se los va a devolver o que lo hará cuando lo considere. Una forma de mantener el control sobre ella por medio del abuso psicológico, utilizando una de sus principales herramientas: los hijos, por los que se haría cualquier cosa. En estos casos se sigue la misma premisa en una gran mayoría de órganos judiciales: cultura de divorciados, como decía un compañero.

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