La violencia contra las mujeres ha encontrado un hueco confortable en el ciberespacio consiguiendo que se potencie y agrave a través de las redes sociales. Y es que ningún favor nos están haciendo para su eliminación, más bien al contrario. ¿Cómo contribuyen a su expansión? Estas son algunas de las características de esta nueva forma de fomentar la violencia contra las mujeres:
- Facilita el acceso a la víctima ya que no es necesario el contacto físico y permite estar conectado a ella de forma permanente a través de los dispositivos móviles.
- Al facilitar el acceso a la víctima, el contacto con ella puede producirse en todas las fases de la relación, al principio, durante y tras la ruptura.
- Al acceder a la víctima a través de la red, aumenta la impunidad del agresor ya que en ocasiones es difícil probar que es él quien contacta con ella y en otras los contenidos publicados desaparecen fácilmente.
- Por el propio funcionamiento de las redes (exposición de la intimidad, realizar comentarios o recibirlos de cualquier persona, etc.) muchas veces la víctima no es consciente de que se está cometiendo un delito de malos tratos.
- En los adolescentes la violencia de género es caldo de cultivo ya que son ellos quienes más horas dedican a las redes sociales.
Tras la última modificación del Código Penal, muchas de estas conductas se encuentran sancionadas a través de nuevos delitos, como son:
- Delito de stalking: aceso obsesivo, insistente y reiterado, no consentido por la víctima quien ve alterada y perturbada de manera grave el desarrollo de su vida cotidiana.
- Delito de sexting: La divulgación no autorizada de imágenes obtenidas con consentimiento de la víctima, menoscabando gravemente su intimidad.
- Delito de acoso o cyberbulling: Uso de internet o telefonía móvil para acosar psicológicamente a una persona con ataques personales.
Con ellos se amplía el abanico de posibilidades de perseguir y sancionar las conductas que supongan un maltrato hacia las mujeres. Sin embargo, la fuente de producción de violencia de género sigue existiendo: una sociedad que sigue fomentando y tratando de forma diferente a hombres y a mujeres.